UN ENCUENTRO INTERGENERACIONAL

Delia González Medel, YWCA Chile

Ayer, martes 13 de octubre 2015 durante el Consejo Mundial de la YWCA que se realiza en Bangkok, tuve la alegría de participar en el Taller acerca de las Relaciones Intergeneracionales al interior de nuestras YWCA.

Aunque no fue preparado intencionalmente así,  justamente nuestra mesa de expositoras estuvo compuesta por 3 mujeres de distintas generaciones. Asimismo, las participantes del Taller pertenecían a distintos grupos etarios, lo que permitió conocer y compartir preciosas experiencias y preguntas respecto a este gran desafío de la comunicación y colaboración intergeneracional,  tarea que – estando ya en movimiento- se nos hace ineludible.IMG_2823

Las distintas maneras en que las YWCA de Canadá, Aotearoa/Nueva Zelanda y Chile han enfrentado este tema, nos confirma que cada realidad nos convoca a conocer en profundidad a las personas y grupos con quienes trabajamos, en su diversidad y particularidad, acercarnos a las culturas de las que participan y a su situación de vida en el presente, con sus necesidades, creencias  e intereses.

A pesar de los distintos contextos y experiencias compartidas, entre ellas emergieron elementos comunes que no podemos soslayar.

Si bien, tal como fue expresado por mi parte en el Taller, no existen recetas acotadas para producir un encuentro y mejor comunicación entre las generaciones, ya que las relaciones humanas son un entramado complejo de expectativas y de visiones de mundo que se encuentran, sí pudimos apreciar que las tres exposiciones refirieron –como condición básica-  al reconocimiento mutuo en distintas dimensiones, a saber: el valor de la historia de vida individual y colectiva de cada mujer, el ser capaces de recuperar la sabiduría de todas y cada una, acercarnos con respeto y confianza en las capacidades y habilidades de las otras, comprender que el  producto de ello va a ser el enriquecimiento mutuo, y,  para todo  lo anterior, por sobretodo necesitamos tener la decidida y clara convicción y disposición a realizar ese reconocimiento. Es una opción y es una buena nueva.

Tal como lo señalara Marcela Lagarde, la sororidad  como forma de construir nuestras relaciones entre mujeres, implica valorarnos y reconocernos en la diferencia y el enriquecimiento mutuo.

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